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¿Qué dice el público?

Siempre hemos escuchado aquella famosa frase de que “el alimento del artista es el aplauso”. Pues bien, no conozco a nadie que sacie su hambre o acuda a pagar su recibo de energía eléctrica o la hipoteca de la casa con aplausos. Más bien creo que ese tipo de expresiones tiene que ver con algún romanticismo vano o muy probablemente es a raíz de la poca cultura de nuestra gente.


Si buscamos razones tontas o sin sentido a ese tipo de juicios, también encontraremos que muchas veces se tiene la percepción de que, quien escribe, canta o compone es porque le gusta, es una mera afición o hobbie. Pues es necesario aclarar que quien escribe, el que compone canciones, pinta o canta, es un individuo como la generalidad, con una vida, con compromisos, con familia, quizá con hijos que lleva al colegio donde tiene que pagar y sufragar insumos para la formación de sus vástagos.


Así las cosas, ¿bastará con aplaudir la obra de un escritor o un pintor? Acaso el escribir un libro después de una investigación exhaustiva, sus numerosas revisiones, edición e impresión y su posterior promoción y divulgación ¿no han requerido de tiempo, esfuerzo, tropiezos, inversión económica, etc.? para que el lector aparezca solo dando las gracias, ja … que bien.


¿Qué tal si dejamos a un lado ese falso romanticismo de que el escritor o el pintor o el artista en general se dedica a eso por intereses espirituales o morales? No se trata de ser materialista y me vuelvo escritor por que pretendo ganar dinero con mis obras, que tampoco está fuera de realidad, pero si bien, es una pasión, conlleva un esfuerzo e inversión material, por lo que justo es que aspire a una compensación económica por el esfuerzo invertido.


A propósito de este tema y sin pretender herir susceptibilidades de algunas personas aludidas indirectamente, pero cuando he publicado artículos promocionales o vídeos promoviendo mis trabajos, no faltan aquellos que comentan: “regáleme uno”. Ya los quisiera ver pedirle a un ingeniero que les construya su casa y al final solo darle las gracias, o vaya al peluquero y una vez finalizado su trabajo dele un apretón de manos o mejor aún, contrate a un maestro de idiomas para que le enseñe a sus hijos a hablar otras lenguas y al final agradézcale con un aplauso. Seguramente con ello, hemos de satisfacer el hambre, sus compromisos económicos y el sostén de su hogar.


Si señores, el arte también es un oficio, un trabajo, que implica desgaste, esfuerzo, tiempo y dinero; al igual que el constructor, el fontanero o el profesor, han requerido de una preparación y dedicación para afinar su trabajo, podrá ser una pasión o un hobbie, pero merece el reconocimiento de todos, más loable es reconocer su esfuerzo comprando sus obras que la algarabía del aplauso.


Sin entrar en consideraciones -en caso de regalar mis obras- de si las van a leer o no, me parece que hay implícitas largas jornadas de investigación, revisiones, correcciones y posteriormente el valor de exponerme al juicio de los lectores, ¿no merece semejante atrevimiento una compensación monetaria?


¿Qué dice el público?


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